El itinerario no es sólo una ruta que se sigue para llegar a un lugar sino que, además, es la descripción de un camino donde se indican los lugares, los accidentes, las paradas, los centros de aprovisionamiento, los puntos de comunicación, auxilio o control que existen en su recorrida; también puede ser una guía, una lista de datos referidos a un viaje. Quien tiene claro su derrotero marchará con más seguridad y, orientado en su trayecto, lo completará sin sorpresas ni sobresaltos.
Es evidente que Susana Romanos de Tiratel tuvo estos conceptos presentes cuando diseñó y anotó una invitadora hoja de ruta para recorrer la Literatura Argentina desde lo bibliográfico; también se transparenta el lector ideal que se dibujó en su mente al compilar esta obra: un estudiante inquieto perdido en el marasmo de sus apuntes o un graduado reciente que quiere dedicarse a nuestra Literatura pero que no sabe por dónde empezar ni cómo hacerlo sin recurrir a los expertos.
Extraviados y desvalidos no parecen grupos apetecibles para una autora académica pero sí lo son para una bibliógrafa que no sólo encuentra placer en descubrir y describir, agrupar y encaminar sino que también disfruta al ayudar y al servir a quienes carecen de mapas y de brújulas, y utilizamos servir en el sentido más prístino de ser útil. Concretamente, este libro proporciona cuatro accesos básicos para cualquier estudioso de la Literatura Argentina: a los libros, a las revistas y a sus elusivos contenidos, a otros tipos de materiales como las antologías, las reseñas, las tesis y las investigaciones en curso, y a la información de antecedentes, biográfica, factual e histórica. Las obras que proporcionan esas vías de ingreso se estructuran geográficamente desde lo internacional, pasando por América Latina, para enfocar en la Argentina.
Una sencilla idea recorre los Itinerarios bibliográficos en la Literatura Argentina, el sistema universitario debe concentrarse en formar discípulos independientes y críticos, por eso hay que darles todos los instrumentos necesarios para que sepan diseñar sus propias trayectorias, se aventuren por veredas intransitadas y tomen atajos impensados porque, si de llegar se trata, el viaje nunca carece de importancia.